
Pan tumaca, el secreto de sus orígenes
En España, tenemos una gastronomía de la que sentirnos muy orgullosos, por la riqueza y variedad de sus productos y por su enorme diversidad cultural. El secreto de todo ello es, en gran parte, un clima que permite disfrutar de todo tipo de manjares extraordinarios, conocidos además por todo el mundo.
La variada gastronomía española permite compartir platos de diferentes regiones, siempre dándoles un toque diferente que dependerá del lugar peninsular o insular en el que te encuentres, como pueden ser el pulpo, las migas, el cocido, el marmitako, las patatas o papas, el pescadito frito y muchos otros.

Un buen ejemplo de ello es el pan con tomate o pan tumaca (pa amb tomàquet, en catalán), que es una de las singularidades de la gastronomía catalana, entre muchas otras, y que podemos encontrar, prácticamente, en todos los servicios de restauración catalanes y en muchos de los ubicados fuera de Cataluña, ya sea como acompañamiento de alguna bandeja de embutidos, a la hora de servir un bocadillo o como un entrante más en algún picoteo.
El pan tumaca “materializa el encuentro entre la cultura del trigo europea, la del tomate americano, el aceite de oliva mediterráneo y la sal de la tierra que consagró la cultura cristiana”.
Manuel Vázquez Montalbán, en su libro “El premio” (1996)
La forma de utilizar el tomate es diferente dependiendo de la región donde te encuentres, ya que puede estar presentado en rodajas finas, triturar los tomates para luego untar el pan o restregando el tomate por el pan. Por ello, en algunas ocasiones, según la zona de nuestra geografía en que te halles, puedes pedir que te sirvan “el pan con tomate” al estilo catalán. Esta forma de untar el pan se ha popularizado prácticamente en todos los puntos de España e incluso ha traspasado fronteras.

El origen del hecho de untar un tomate sobre un trozo de pan, para así poderlo ablandar, es tan antiguo como posiblemente lo es la llegada del tomate a nuestro país, es decir, el siglo XVI; aunque no hay ninguna referencia escrita sobre ello hasta el año 1884, situando esta práctica en Cataluña, específicamente en las típicas casas payesas del siglo XIX, donde se utilizaba el pan reseco de varios días untado con tomate y un buen chorro de aceite.
Aunque hay algunas fuentes, pocas, que insisten en que esta práctica proviene de un grupo de emigrantes murcianos que llegaron a Barcelona en los años 20 (del siglo XX), para trabajar en la construcción del metro de la Ciudad Condal. Según se comenta, estos trabajadores habían plantado tomateras a lo largo de las vías del metro y, a la hora de almorzar, untaban el pan reseco con los tomates, para -así- conseguir comérselo blando.
No podemos descartar que estos trabajadores realizasen el acto de untarse el pan con el tomate en los años 20, pero no podemos olvidar que cuatro décadas antes, en 1884, ya había escritos sobre esta costumbre que los payeses de las masías catalanas practicaban habitualmente. Esto hace que la teoría de los orígenes murcianos, sobre la importación de este humilde plato catalán, no se sostenga.
Actualmente, el pan con tomate se suele servir con pan tostado, normalmente de payés, con una pizca de sal y un buen chorretón de aceite; es algo muy habitual encontrarlo en las mesas de las casas catalanas, como también podemos encontrar que la mayoría de los bocadillos que se preparan con embutido estén hechos con esta forma de untar el pan.

En ocasiones verás que algunas personas restriegan un ajo por el pan, antes de untar el tomate y añadir aceite, así le dan un toque diferente y no hace falta que añadan sal para realzar su sabor.
Si además servimos, esta rebanada, con un embutido típico de la zona como es el fuet (parecido al salchichón), la longaniza, el queso o -por supuesto- el jamón serrano, ya solamente nos queda disfrutar.
Si queremos saber cómo sabe el verdadero pan con tomate catalán, se deben elegir correctamente los productos que vamos a utilizar: un tomate maduro para untar (en Cataluña se le suele llamar tomacot); la rebanada de pan ha de ser de tamaño generoso, preferiblemente de pan de payés o rústico; aceite de oliva virgen extra, un poco de sal y -como se ha indicado anteriormente- ajo de forma opcional.
Esto nos demuestra que alimentos de apariencia sencilla por sí solos: el pan, el tomate, el aceite, cuando se encuentran todos juntos han sido capaces de crear un plato por el que se reconoce la gastronomía catalana en todo el mundo.
Como hemos comentado al principio, hay muchos platos típicos en nuestra gastronomía y poco a poco iremos explicando de ellos la procedencia y orígenes, además de desvelar todos sus secretos e historia, consiguiendo que en el momento que los degustes, en algún restaurante o en casa, los saborees de forma diferente.
Autor: Noemí García-Calvillo M.
Fuentes: https://blogs.20minutos.es/yaestaellistoquetodolosabe/cual-es-el-origen-del-pa-amb-tomaquet/