
El significado de la actitud saludable en el siglo XXI
Los propósitos de Año Nuevo más comunes suelen estar relacionados con la dieta, una alimentación más saludable, hacer más ejercicio o algún otro aspecto de la salud. Menos del 10% de las personas tendrán éxito en lograr su objetivo para 2021, y el 75% de los bienintencionados renunciarán a su resolución dentro de los treinta días posteriores a su realización.

¿Por qué es tan difícil lograr el éxito con una determinación de Año Nuevo? Quizás porque las metas que se establecen las personas no son sostenibles ni se basan en el logro de un estilo de vida verdaderamente saludable. Desde el Secreto de Chimiche, al mismo tiempo que reflejamos esta filosofía de vida en nuestros platos, buscamos darte la información necesaria para que entiendas este concepto y puedas aplicar los consejos en beneficio de tu salud. Cuidamos al cliente, nos interesamos por su nutrición y lo asesoramos en salud, porque entendemos que es nuestro mejor embajador.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define salud como «un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente por la ausencia de afecciones o enfermedades». Es una definición que ha sido ampliamente adoptada, incluso por los centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. PERO ¿es realista?

Antes que nada, es necesario mencionar que hay diferentes tipos de salud: económica, espiritual, mental, física… No solamente implica la ausencia de alguna enfermedad. Hay diferentes aspectos que hay que considerar a la hora de hablar de ser personas sanas. Pero, en este blog, nos centraremos primordialmente en la salud física donde trataremos temas que abarquen el concepto desde el punto de vista de la nutrición hasta el estrés del sueño.
Con el avance de la tecnología, la desaparición de algunas enfermedades se da por sentada. Muchas enfermedades infantiles se han erradicado en gran medida mediante la vacunación. Además, los avances en la detección temprana, los medicamentos, las tecnologías y las estrategias de tratamiento para el cáncer, las enfermedades cardíacas y la diabetes hacen posible que las personas se sientan saludables, no porque la enfermedad esté ausente, sino porque se puede controlar de manera más eficaz.
El concepto de bienestar también ha cambiado con el tiempo. La gente ya no vive según el lema de la época de Benjamin Franklin: «Acostarse temprano y levantarse temprano, hace que un hombre sea sano, rico y sabio». Algunos factores relacionados con la salud y el bienestar son relativamente universales:
1. Consumir dietas bajas en azúcar, grasas malas y alimentos procesados y -por contra- con alto contenido de verduras, grasas buenas y proteínas magras.
2. Beber mucha agua durante todo el día.
3. Evitar comportamientos poco saludables, incluidos el consumo excesivo de alcohol, el tabaquismo, el sedentarismo o, alternativamente, los estilos de vida de alto estrés.
4. Hacer ejercicio con regularidad, ya sea caminar 10.000 pasos al día, acudir con asiduidad a un gimnasio o participar en otro tipo de actividad física.
5. Dormir lo suficiente y mantener un horario equilibrado.

Por supuesto, mucho de lo anterior es más fácil de decir que de hacer. Pero la marea ha ido cambiando hacia el bienestar. Con la llegada de los años 60, la industria del fitness, la ciencia de la nutrición y las leyes que prohíben fumar en lugares públicos se ha expandido de forma exponencial.
Ser “saludable” se ve diferente para todos y no se puede cuantificar fácilmente con una sola métrica, como el peso por ejemplo. Muchas de las veces podemos ver a personas que pueden aparentar ser saludables, sin embargo pueden estar sufriendo de alguna enfermedad crónica, depresión o que ni siquiera ellos mismos se sientan sanos.
Cuando se trata de salud y bienestar, las personas aportan una variedad de creencias, expectativas y preferencias diferentes en la mesa. Estas actitudes, a su vez, influyen en la forma en que abordan su propia salud. Los autores de grandes éxitos literarios, como “La digestión es la cuestión” (de Giulia Enders) ó “Ayuno intermitente: dieta cetogénica, paleodieta y cronodieta” (de Ramón de Cangas), adoptan un enfoque de la salud y el bienestar orientado a objetivos, pero eso no significa que estén libres de enfermedades o dolencias.

Para mejorar nuestra salud, necesitamos hacer cambios saludables en nuestros días. Todos tenemos el conocimiento, pero no la fuerza de voluntad para hacer los cambios necesarios. La información no está sólo en Internet, sino que cada vez más existen personas que explican aspectos verdaderamente claves para ser saludables, más allá del “deja de comer tanta grasa”. Entre primeras pautas que se pueden ir adquiriendo para mejorar nuestra salud se incluyen hacer pequeñas modificaciones del estilo de vida y prestar atención a cada aspecto de la salud.

En última instancia, no existe una definición única de «saludable» que sea significativa para todas las personas. Si los proveedores de atención médica, las empresas de acondicionamiento físico y las organizaciones centradas en el bienestar desean involucrar a los consumidores de atención médica en estilos de vida más saludables, deberán repensar una definición que se halle en línea con las comunicaciones, para que así, encajen con las distintas actitudes que las personas tienen sobre la salud y el bienestar. Del mismo modo, cada sector debe tener en cuenta el mensaje objetivo de su política de empresa -en materia de salud- y enfocarlo hacia el target determinado al que dirigirá sus intenciones y sus características específicas. Así, el significado de lo que es sano o no calará en toda la población.
Al final, lo importante es tomar decisiones que le beneficien a uno más que al resto, que sean objetivos a largo plazo que tomen en consideración la propia sostenibilidad y la particular longevidad, donde cada uno sea capaz de sentirse a gusto con su propio cuerpo.
Redacción: Maria José Rodríguez Cardona
Fuentes: https://wholisticmatters.com/what-does-it-mean-to-be-healthy/
https://www.allinhealthandwellness.com/post/what-does-being-healthy-mean-to-me